Destete


Destete

Como toda transición alimentaria, el destete es una operación progresiva que permite pasar lentamente del régimen lácteo a una ración de crecimiento. Es la alimentación la que debe adaptarse a la evolución de las capacidades digestivas del cachorro y no a la inversa.

Numerosos cambios se producen progresivamente durante el desarrollo del cachorro, a la vez que evolucionan sus capacidades digestivas. Para dar un ejemplo, la cantidad de enzimas digestivas capaces de digerir la lactosa disminuye progresivamente mientras que la aptitud para digerir el almidón cocido se desarrolla de modo mucho más lento. Estas variaciones explican por qué algunos cachorros no toleran la leche de vaca (3 veces más rica en lactosa que la leche de perra) y por qué a veces basta con limitar la cantidad de leche para detener una diarrea causada por una saturación de las capacidades lactásicas.

Esta evolución está determinada genéticamente y depende poco de los hábitos alimentarios impuestos a los cachorros.

El comienzo del destete está determinado naturalmente por un estancamiento de la producción de leche y podría compararse a un renunciamiento por parte de la madre, la cual, una vez alcanzado el nivel máximo de producción, se considera incapaz de seguir satisfaciendo las necesidades crecientes de sus cachorros.

Los cachorros de razas medianas y grandes se verán "abandonados" por la leche materna en un momento crítico de su crecimiento.

Si bien los períodos de gestación y de lactación imponen mayores exigencias a las perras de razas pequeñas que a las de razas gigantes, para los cachorros la situación es exactamente a la inversa.

Cualquiera que sea la técnica de lactancia, el destete deberá ser conducido como una transición alimentaria progresiva que puede comenzar alrededor de las tres semanas de edad y terminar entre las 7 u 8 semanas, momento en el cual la madre comienza a "desolidarizarse" de sus cachorros, afirmando su preeminencia alimentaria.

Es preferible no separar totalmente a los cachorros de su madre antes de este momento para no sumar más estrés en un período ya muy sensible a toda variación brusca de régimen.

Por ejemplo, se podrá aislar a los cachorros durante el día de manera progresiva dejándolos con la madre durante la noche.

Los requerimientos nutricionales de los cachorros durante el destete son cualitativamente comparables a los de su madre al final de la lactación (es decir durante el período en que ella reconstituye sus reservas), lo cual facilita considerablemente la tarea del propietario.

En efecto, si éste no dispone de un alimento de destete específico, podrá alimentar a los cachorros con croquetas para cachorros (de tipo crecimiento) licuadas con agua tibia o leche maternizada. A continuación, este alimento será cada vez menos rehidratado para ser finalmente presentado tal cual (en forma sólida) al finalizar el destete.

Destaquemos aquí que el uso de una alimentación casera exige obligatoriamente una corrección sistemática del déficit de minerales de la ración de base mediante el agregado de un complemento comercial, de cáscara de huevos trituradas o de polvo de hueso, para evitar una desmineralización del esqueleto. Las adaptaciones diarias que requiere esta complementación hacen que esta práctica sea excepcional hoy en día.

A la inversa, el agregado de un corrector mineral a una ración de base equilibrada (ración industrial) puede, incluso en las razas grandes, provocar calcificaciones precoces e irreversibles que comprometen gravemente el crecimiento y el futuro de lo cachorros. En efecto, los requerimientos de calcio se evalúan en función del peso de los cachorros: de 400 mg/kg. al comienzo del crecimiento, pasan a los requerimientos del adulto, estimados en 200 mg/kg., al final del crecimiento.

A título de ejemplo, podemos decir que un cachorro de 30 kg. en crecimiento necesitará una cantidad de calcio 6 veces superior a la de un cachorro de 5 kg. en el mismo estado de desarrollo. En cambio, sus requerimientos energéticos serán sólo 4 veces superiores. Por esta razón es importante alimentar a cada cachorro con un alimento cuya relación calcio/energía esté adaptada a su potencial de crecimiento.

La alimentación de la camada con una ración seca libremente disponible evita por lo general la competencia alimentaria entre los cachorros y las diarreas por sobrealimentación. No obstante, para evitar la obesidad se aconseja presentar a los cachorros entre 3 y 4 comidas durante un tiempo limitado (15 minutos) desde el comienzo del destete.

Después del destete, el ritmo de las comidas por día es el más conveniente para la mayoría de los cachorros. La obesidad que se desarrolla en pleno período de multiplicación de las células adiposas (denominada obesidad "hiperplásica") es mucho más difícil de tratar que el exceso de grasa en la edad adulta (denominada obesidad "hipertrófica").

Todo el equilibrio nutricional durante el período de crecimiento repercute sobre los tejidos en formación. Así, los cachorros de razas pequeñas destetados en pleno período de constitución del tejido adiposo tendrán predisposición a la obesidad en caso de sobrealimentación. En estos perros, una ligera subalimentación resulta menos perjudicial que un exceso, dado que un leve retraso ponderal puede ser compensado más adelante, mientras que la obesidad que se desarrolla durante el período de crecimiento difícilmente podrá revertirse en la edad adulta.

En los cachorros derazas grandes, en cambio, el destete ocurre durante la fase de crecimiento esquelético. Una alimentación deficiente en proteínas o en calcio podrá afectar la construcción de la estructura ósea (osteofibrosis). A la inversa, el exceso de ingesta energética favorece la aceleración del crecimiento y expone al cachorro a numerosos trastornos, como la osteodistrofia hipertrófica o las displasias articulares.

 

-o0o-

Copyright © ovejeroaleman.com - Su portal ovejerista en español. Todos los derechos reservados.