Acerca del ovejero alemán : El aseo


El aseo

Cuando el cachorro tenga apróximadamente un mes y medio, ya sea que haya nacido en casa o que lo acabemos de adquirir, tomaremos una serie de medidas para conseguir paulatinamente que sea limpio y aprenda a hacer sus necesidades en un lugar determinado. En primer lugar, deberemos elegir el lugar en el que queramos que haga sus necesidades, donde colocaremos unas hojas de periódico. En principio tendrá tendencia a hacerlo allí; si lo sorprendemos haciéndolo en otro sitio, entonces lo reprenderemos con energía, indicándole el lugar adecuado. Deberemos evitar gritarle o pegarle, ya que de esta forma contribuiríamos a estropearle el carácter.
De cachorro, un breve cepillado diario bastará para tenerlo siempre en condiciones: lo realizaremos con la clásica carda, es decir, el cepillo que tien las púas dobladas; en cambio, de joven y adulto, usaremos otro con púas rectas. En una palabra, bastará con decir en la tienda que queremos un cepillo para un ovejero alemán. Sólo podremos emplear el de púas dobladas en un perro adulto cuando esté mudando el pelo, para así acabar de arrancarle el que esté muerto; si no, esta clase de cepillo le arrancaría el subpelo.
Durante los primeros meses no deberemos bañarlo jamás bajo ningún concepto, pero si nos viéramos en la necesidad de limpiarlo, emplearemos para ello un champú seco, con el que no le provocaremos ningún daño. Durante el lavado, deberemos evitar las corrientes de aire. Finalmente, lo secaremos con un secador de aire caliente.
De adulto, tampoco deberemos bañarlo con frecuencia: como todo perro de pastor, tiene una clase de pelo al que los baños frecuentes perjudican; ahora bien, se debe hacer una gran diferencia entre el perro que vive a la interperie y el que está en un departamento y suele estar en un sofá. El que vive fuera no precisa que se le bañe; simplemente con los cepillados diarios es suficiente para que esté siempre limpio. En cambio, el que vive dentro de casa, además del cepillado diario, necesitará un baño al mes.
Asimismo, deberemos cuidar sus dientes, ojos, orejas y patas. La mayor parte de los perros no tienen caries dental, pero son propensos a la formación de sarro, origen de gingivitis, estomatitis, úlceras gingivales y numerosos trastornos digestivos. Por eso, deberemos tener muy en cuenta que sus dientes estén sanos, ya que el ovejero alemán, como perro de defensa, depende mucho de su utilización. Podremos eliminar el sarro con un escarificador. Si no, deberemos llevarlo al veterinario. Cada vez que limpiemos al perro, deberíamos comprobar si se han incrustado en la base de sus dientes restos alimenticios.
De forma periódica deberíamos limpiarle también los ojos. Para ello, utilizaremos un pañuelo suave de papel con el que eliminaremos las lagañas. Si observamos algunos problemas más graves, deberemos llevarlo al veterinario.
Tampoco deberemos olvidarnos de las orejas. Controlaremos periódicamente si presentan parásitos o suciedad. En los perros, la suciedad que llena la oreja tiene tendencia a hundirse y estancarse, pues el orificio está dirigido hacia arriba. Los líquidos no pueden, pues, fluir por sí mismos, lo que favorece las infecciones (por ello, hay que evitar, al bañar el perro, que el agua jabonosa penetre dentro de las orejas).
Por último, y después de cada paseo, deberemos comprobar las cuatro patas en la zona de los pulpejos y entre los dedos para descubrir si hay espinas, astillas, hierbas o guijarros. También debemos vigilar que no tenga las uñas demasiado largas.
Es conveniente que a partir de los 2 meses lleve siempre collar, en el que engancharemos la correa o la traílla al sacarlo a pasear. Así se familiarizará con ella sin que sienta molestia alguna. Es importante que se acostumbre cuanto antes porque, en caso contrario, tendrá dificultades para aprender a seguir con la correa. Para los cachorros, lo más adecuado es un collar de cuero, que no debe apretarle el cuello. Cuando tenga unos cuantos meses, podremos ponerle una cadena gruesa. No está de más que en el collar lleve una placa donde aparezca un número de teléfono para caso de pérdida (no es aconsejable indicar el nombre del perro, con objeto de evitar malas tentaciones respecto a la posible devolución del mismo).
También a esta edad, y sin nuestra intención es llevarlo más adelante a exposiciones caninas, tendremos que acostumbrarlo a posar, cosa que se logra dejándolo inmóvil varios segundos: le pondremos rectas las patas delanteras y hacia atrás las traseras, de forma que podamos ver perfectamente su línea. La cabeza deberá llevarla alta. Después de cada sesión, nos mostraremos afables con él, de forma que comprenda nuestra satisfacción por su comportamiento.

 

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