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El cachorro de trabajo

Como es de suponer, no todos tenemos el mismo concepto de cómo debe ser el buen perro de trabajo y mucho menos de cachorro. Dicha apreciación dependerá, tanto del criterio personal que tengamos para desarrollar el trabajo, como del objetivo final que pretendemos lograr.

Aunque dichos objetivos sean distintos (RCI, agility, mundoring, etc.) existen puntos comunes de exigencia, estos deben ser: la salud, entendida como resistencia y ausencia de enfermedades, tales como la displasia de cadera o desequilibrio mental; la anatomía, como rasgo funcional y no como un fin en sí misma; la predisposición para el trabajo, donde se incluyen la apetencia y la disponibilidad.
Desde este punto de vista la labor del criador será el primer eslabón de la cadena y deberá asentarse en tres pilares básicos: Estudio de reproductores, selección en la camada, preparación del cachorro.
A continuación trataré estos puntos someramente, ya que los principios son sencillos, lo complicado, a juzgar por lo difícil que es encontrar buenos perros, es llevarlos a la práctica.

 

Sobre el primer punto, procuraremos ser realistas y valorar tanto las cualidades positivas como los defectos, ya que es bastante probable que éstos reaparezcan.
Debemos entender que un perro de "Buena línea" no tiene porqué ser un buen reproductor, ya que éstos no sólo deben ser de buena familia, sino buenos ejemplares por sí mismos; también, diferenciar un perro con un buen palmarés deportivo, fruto de un buen trabajo, de un buen reproductor, ya que no siempre coinciden. Este punto requeriría un análisis más profundo sobre genética, combinación de líneas, reforzamiento, etc., conceptos que se manejan con cierta ligereza.
En general, conviene seleccionar ejemplares que tengamos constatado que reproducen buenas cualidades, lo que observaremos por su descendencia.

 

Seleccionar consiste en diferenciar qué cachorros son aptos para llegar a buen nivel y cuáles no. Frente a la creencia errónea de que con un buen cruce la camada será homogénea y buena, conozco criadores a nivel Internacional que de camadas excepcionales han eliminado individuos por no estar a la altura del resto, esto es algo con lo que podemos estar o no de acuerdo, pero a la larga redundará en beneficio de la raza.
De hecho, las razas de utilidad a lo largo de la historia se han basado en criterios de selección de este tipo. Los individuos que no tengan suficientes cualidades como perro de trabajo pueden destinarse a otras funciones tales como la guarda, compañía, etc., pero deben ser apartados de la cría.
Decir que existen tantos sistemas de selección como criadores, y que por mucha teoría que queramos aplicar, lo que cuentan son los resultados.
He podido observar el sistema de selección de un criador muy solicitado por garantizar sus resultados, que consiste simplemente en meter los cachorros de pocas semanas (entre 3 y 7) en una caja de la cual les es difícil salir, alejarse unos pasos y llamarlos, escogiendo al primero en llegar.
De muchos he conocido el método de meter un trapo en la camada y separar los que quedan enganchados al levantarlo. Otros pensarán en el conocido test del Doctor Campbell, según mi experiencia es un test que nos ayudará de forma complementaria, pero por sí mismo no determina las cualidades de un perro de trabajo, además, es necesario realizarlo exactamente como se determina a la séptima semana, siendo, por tanto, un poco tarde para que el criador decida.
De cualquier forma los "sistemas" dependerán del ideal del perro que busquemos y del trabajo que realizaremos con él; debemos tener en cuenta que la raza determina la elección ya que, aunque en el fondo todos son perros, no se seleccionan igual malinois que un rottweiler o un ovejero alemán, pues su maduración tanto física como psíquica es distinta.

 

Por último, está la función que debe desempeñar el Criador en las primeras semanas de vida del cachorro, especialmente entre la tercera y la séptima (ausencia de miedo) las cuales son decisivas; si bien he conocido cachorros que aún desarrollándose en ambientes hostiles han salido adelante, esto supone un riesgo muy importante, que no debemos correr. En buena lógica, la estimulación temprana en un buen cachorro es lo ideal, pudiendo desarrollarse al máximo las cualidades del mismo, iniciándolo en experiencias que encauzarán buenas actitudes y le prepararán para que el guí le saque mayor provecho.

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