Cómo actúan y piensan los perros?


Cómo actúan y piensan los perros

Autor: Carlos A. Guiridlian       

Antes de desarrolar las distintas etapas que hacen al adiestramiento de un perro, desearía exponer que el resultado de una correcta enseñanza es el fruto de un gran esfuerzo, dedicación y fundamentalmente de un estudio psicológico previo del alumno, siendo a mi juicio ésta la etapa relevante de un adiestramiento y que por impaciencia y ego que posee el ser humano, es omitida la misma en la mayoría de los casos.

Todo el conjunto de comportamientos de cualquier perro podrá ser definido como la manifestación de su "personalidad" de su modo de ser, de su convencimiento, que es el resultado de sus vivencias y de sus experiencias recogidas, dando esto lugar al llamado fenómeno psicológico.
Otro aspecto importante lo constituye la etología, este término abarca el accionar natural de los animales como ser: descripción de temperamento, acciones y costumbres espontáneas, integrando de esta forma una rama de la psicología.
Esta a su vez tiene injerencia en la educación del perro ya que éste muchas veces debe aprender la ejecución de tareas que instintivamente no realizaría.
Si por ejemplo, se le enseña al perro hacer presa o sea atacar a una persona o a un animal, realizará esta práctica motivado por un instinto de cazar y conquistar la presa.
A su vez, si luego suelta la presa obedeciendo a una simple voz de mando recibida desde cierta distancia, ello es el fruto de una enseñanza que es contraria a su accionar natural, o sea que para el logro de este último objetivo ha sido necesario el empleo de una táctica psicológica.
De esta manera existe una relación directa con el término psicología y su aplicación para lograr un esquema didáctico de educación y entrenamiento del alumno. Todas las sensaciones son registradas en el cerebro del perro a través de sus sentidos, cuyo orden de prioridad difiere totalmente de las sensaciones que estimulan al hombre.
El perro vive en un medio ambiente que es el suyo y es totalmente distinto al que podemos disponer los seres humanos, no obstante compartir el mismo lugar de convivencia. 
Por eso interpretamos como medio ambiente no solamente al lugar de residencia del perro, donde él vive, sino todo lo que lo rodea, como ser otros perros, personas, pista de instrucción, ruido de los vehículos, de aviones, sonidos musicales, estampidos de armas de fuego, etc. En fin, todo lo que puede encuadrar el espacio donde desarrolla sus actividades y donde también habita y descansa. Para tener una noción con respecto al medio ambiente del perro, debemos considerar que su capacidad olfativa supera a la del hombre en unas 30.000 veces. Por otra parte el ser humano compartiendo con su fiel compañero un mismo lugar, por ejemplo una plaza, podemos advertir que el hombre admiraría con su vista a una estatua observando sus bellos contornos y la capacidad de aquel artista que la logró, mientras que el perro quedaría fascinado con los diversos olores que han transitado por ese lugar, vestigios de personas que han circulado anteriormente sin interesarse en lo más mínimo en la obra escultórica.
Estas sensaciones registradas por el cerebro del alumno pueden provocar estímulos según la intensidad de las valencias, para convertirse en reacciones emotivas, unas instintivas y otras aprendidas, las que a su vez pueden ser tanto positivas como negativas. Esto da origen a la creación de los reflejos, que son los no condicionados y los condicionados. Los primeros son propios del can, de su forma instintiva; y los segundos son mediante la participación del hombre, para una mejor adaptación al medio en que se encuentra. En la fase de desarrollo, el perro experimenta una gran sensibilidad en su capacidad sensorial, por lo que debemos tener el cuidado de extremarlo al máximo, a fin de no dañar sus sentidos, ya que éstos están mucho más desarrollados y son más sensibles que en el hombre. Cabe destacar la importancia que tiene este pequeño concepto de psicología para el instructor quién deberá intentar conocer las reacciones anímicas de su ejemplar, para saber cuáles son las causas, que en un momento determinado originan una conducta inadecuada, y de esta forma realizar las correcciones debidas.
Desde el primer día en que el perro entra en contacto con su propietario o instructor, todos los actos de éste han de ser dirigidos a la formación del mismo, a su educación y cimentar las bases de un posible adiestramiento futuro.
La edad óptima, en mi opinión y experiencia propia con diversos ejemplares de distintas razas, es a los seis meses, cubriéndose a partir del mismo las distintas etapas de educación, adiestramiento superior y especialización. Es notable la cantidad de correspondencia recibida y en la que muchos propietarios creen según opiniones de conocedores que la enseñanza de un animal debe comenzar al año de edad. Esto es totalmente absurdo y contraproducente si consideramos que un cachorro recibe la enseñanza desde muy corta edad de su madre, la cual lo prepara para una defensa futura, como también modela la formación de su temperamento que será definitorio en todo el proceso de convivencia y desarrollo, junto a sus propietarios y el ambiente familiar que lo compone.
La educación comprende todo lo que hay que inculcar al perro para que la convivencia con el hombre sea fácil y agradable para ambos y contribuya a formam el carácter del mismo. Se realiza por lo tanto la educación en la etapa cachorril aprovechándose los juegos como método de enseñanza.
Los ejercicios básicos comprenden los actos que el alumno debe conocer y ejecutar a la perfección para realizar más adelante los ejercicios más complicados. Algunos movimientos constituyen por sí solos las tareas que luego efectúa el can y que adecuadamente combinados en la fase siguiente se transforman en ejercicios de trabajo o formadores del carácter, todos ellos refuerzan el vínculo hombre perro, hacen que ambos se conozcan mejor y llevan a la mejor comprensión de órdenes más complejas.
Los ejercicios son los necesarios para que el perro sepa desempeñar de modo perfecto las tareas que se le encomiendan. Su aprendisaje exige dedicación y condiciones especiales y su desarrollo es propio de instructores especializados.
Quisiera aclarar en este punto que adiestrar un perro "correctamente" no es tarea de cualquier propietario y menos aún de quienes creen ser especialistas del tema, como he observado personalmente, eludiendo todo manejo propio y dejando en manos de sus propietarios la enseñanza del alumno. Desde ningún punto de vista apruebo la enseñanza dirigida simultáneamente por instructores, que pretenden sin esfuerzo propio educar can y propietario a la vez, ya que nuestro alumno no podrá mantener su atención a dos objetivos simultáneamente, mientras que sería totalmente absurdo que el propietario se transformara en instructor de un día al otro, debiendo poseer para ello condiciones extremas, ya sean éstas preparación psicofísica, teórica y práctica del tema y ello se logra con un curso de instrucción. Teniendo presente que cualquier error por más pequeño que sea en la enseñanza queda registrado en forma negativa y para siempre en nuestro mejor amigo.
Cuando el hombre haya perdido su fortuna, su posición social y con ella a sus amigos, solamente le quedará como patrimonio insoluble su perro, si lo tuvo y supo tenerlo como a un amigo que jamás faltará a su amistad.

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