La tercera edad


La tercera edad
Por Catherine Kretz

Las vacunas  Atención al sarro  Bajada de hormonas  Digestión difícil  Actividad con suavidad

Los avances de la medicina veterinaria, igual que la afición y las atenciones crecientes prestadas a los animales de compañía, comportan una prolongación de la esperanza de vida de nuestros compañeros caninos. Conociendo mejor las modificaciones asociadas al envejecimiento de nuestro perro podemos, siempre cooperando con su veterinario, asegurarle una vejez confortable con las mejores condiciones de salud posibles.

Los médicos veterinarios definen el envejecimiento como la disminución progresiva de las capacidades de un organismo para enfrentarse a las agresiones y exigencias de su entorno.
Las modificaciones relacionadas con la edad, ineludibles para cualquier ser, afectan más o menos severamente a los animales viejos, en función de su propio reloj biológico, de su entorno, de los cuidados que se le dedican y de las enfermedades que pueden afectarles.
Las funciones metabólicas del perro de edad avanzada tienden a disminuir: sus necesidades nutricionales decrecen, su masa muscular merma, se desplaza menos y menos ágilmente, y en caso de herida sus tejidos cicatrizan peor.
Debemos tener en cuenta el cambio de su necesidad nutricional. Si nuestro perro es de edad avanzada y además prefiere su almohada a los paseos, deberemos tener cuidado con las aportaciones alimentarias. Si le proponemos una ración abundante, sin pensar en las aportaciones nutricionales que le proporciona, corremos el riesgo de que se convierta en obeso con todas las consecuencias nefastas que este estado puede suponer para las articulaciones y el aparato cardiovascular.

Las vacunas: El perro viejo es más sensible a las infecciones. No creamos, como algunos dueños piensan, que las vacunas sólo son indispensables para los cachorros o perros jóvenes y que cuando el perro llega a una cierta edad está protegido ante cualquier enfermedad. Al contrario, con la edad los perros se vuelven más sensibles a las enfermedades infecciosas, pues el sistema inmunitario se debilita. No hay que omitir, pues, la consulta de vacunas anual en el veterinario que por otra parte podrá observar regularmente al perro y detectará cualquier afección debida ala edad.
El cambio más espectacular producido por el envejecimiento es el aspecto del pelo. Sea cual sea la edad del ejemplar, un pelo grisáceo o blanco le proporciona una aspecto de "anciano" inevitable Los folículos pilosos funcionan peor y la renovación del pelo es más lenta; de esta forma, el pelo se vuelve más seco y quebradizo y emblanquecen sobre todo en la parte del hocico. la piel pierde su elasticidad, en los puntos depresión se desarrollan callos y quistes sebáceos: las verrugas y los tumores cutáneos se encuentran frecuentemente por ejemplo en los bóxers, estos deberán ser eliminados quirúrgicamente, siempre que sea posible.

Atención al sarro!!!: Los problemas que conciernen a la boca y los dientes se producen principalmente a causa de la instalación de sarro. Esta sustancia dura, constituida por la mineralización de la placa dental es responsable de descarnamiento dental, de genivitis, de paroditis y, como consecuencia de estas últimas afecciones, de un aliento nauseabundo. Sólo las limpiezas de boca regulares, con una buena higiene dental (el veterinario nos aconseja un dentífrico especialmente concebido para nuestro perro), previenen las nefastas consecuencias del sarro. Cuando los dientes están irremediablemente descarnados, el veterinario se ve obligado a eliminarlos. No debemos echar de menos los dientes de nuestro perro si el veterinario ha decidido eliminarlos: pronto constataremos que el perro se acomoda perfectamente a la nueva situación y que no sufre a cada masticación. A partir del momento de la extracción, veremos que el perro muestra más predisposición para comer. Las encías llevan algunas veces algunos épulis que provocan una molestia y tienen que ser extraídos; presentan aún más gravedad los tumores cancerosos, generalmente muy invasivos y destructivos de los tejidos que les rodean. Las mucosas bucales pueden presentar {ulceras, que a veces son consecuencia de alguna disfunción renal.

Bajada de hormonas: Aunque las perras no sufren propiamente la menopausia, se observa en los dos sexos una reducción de la actividad sexual. La atrofia y la decaída de la producción de hormonas masculinas por los testículos conduce a un descenso de la libido y a veces de la fecundidad; el ritmo de los celos de las hembras se modifica y sus manifestaciones se vuelven más discretas; por otra parte, la proliferación disminuye claramente. Las mamas son a menudo la sede de proliferaciones celulares, quistes, nódulos o tumores benignos o malignos. Debemos tener en cuenta que debido a la imposibilidad de determinar con un solo examen clínico la benignidad o malignidad de un "bulto" en la mama. es prudente eliminar quirúrgicamente la anomalía tan pronto ésta sea descubierta. Una prueba histológica del elemento extirpado nos dará un pronóstico adecuado en cuanto al grado de malignidad de la enfermedad.

Digestión difícil: Con la edad, la digestión empeora a causa de distintas afecciones del estómago (gastritis crónica y úlceras), del hígado, (sobrecarga de grasas, reducción de la producción de la bilis), del páncreas (se producen menos lipasas, de ahí que haya mala digestión de las grasas). Procuremos, pues, proporcionar a nuestro perro una alimentación de buena calidad, extremadamente digerible.
El envejecimiento del aparato respiratorio se caracteriza por una gran sensibilidad a las infecciones (es el momento de recordar la vacuna contra la tos de las perreras) y por el riesgo a adquirir una bronquitis crónica; la eficacia de la respiración disminuye: atención, pues a las locas carreras, sobre todo cuando hace calor.
La insuficiencia renal afecta ala mayoría de nuestros compañeros caninos a lo largo de la vida, y un número elevado de ellos acaban por sucumbir a esta patología. Las lesiones conducen a modificaciones celulares del aparato excretor y a una reducción del aporte sanguíneo a los riñones. La insuficiencia renal crónica se complica a veces con crisis agudas, conocidas con el nombre "crisis de uremia". La ineficiencia de la eliminación renal se acompaña de síntomas generales como el aumento de sed y de la cantidad de orina emitida (poliuria, polidipsia), problemas digestivos (náuseas, vómitos, diarrea), fatiga, úlceras bucales y olor de orina en la boca. una analítica sanguínea revela un aumento de la tasa de creatinina y generalmente de urea.
Aunque la crisis agudas exigen un tratamiento médico duro, la insuficiencia renal crónica puede ser controlada con un régimen alimentario adecuado. Se han realizado pruebas de prevención en esta degeneración del riñón cin una reducción de la tasa proteica en el animal adulto (hay que decir que sin demasiado éxito), pero en cambio, se sabe que un perro anciano con insuficiencia renal sólo debe consumir proteínas de excelente valor biológico en cantidades estrictamente controladas. Los regímenes caseros que contienen carne de ave y queso blanco son adecuados pero muy difíciles de equilibrar correctamente; por ello, debemos recordar la buena opción de los alimentos industriales dietéticos prescritos por el veterinario.
La incontinencia urinaria es también frecuente en perros que presentan una cierta edad y se debe generalmente a lesiones cerebrales, a una cistitis o, en una hembra, a las consecuencias de ovariectomía. El macho presenta frecuentemente problemas de próstata y de glándulas perianales.

Actividad con suavidad: Los músculos y los huesos cambian también con la edad: las fibras musculares se atrofian y funcionan cada vez peor. La orden nerviosa de los movimientos es cada vez menos eficaz; los huesos se vuelven frágiles, quebradizos y más sensibles a las fracturas. Las articulaciones no escapan a este proceso, pues casi todos los perros que presentan una cierta edad están afectados por artrosis, más o menos pronunciada sobre todo en la parte del sistema articular. El cartílago articular pierde su elasticidad, el hueso presenta la forma de pequeñas excrecencias, los osteofitos, que provocan inflamación crónica y dolor.
Así pues, es primordial mantener en un perro mayor un mínimo de actividad, evitando los ejercicios violentos y los saltos: de esta forma, es posible mantener un cierto tono y masa muscular y una buena flexibilidad de las articulaciones. En efecto, un hueso que no trabajó no se destruye, pero una articulación inmóvil se anquilosa y un músculo inutilizado se atrofia. Así pues, deberemos animar a nuestro perro a hacer actividad en el jardín sin evitar los paseos, aunque a veces se resista a levantarse.
Las cualidades del corazón merman: su velocidad disminuye, su adaptación al esfuerzo es peor. Las válvulas cardíacas se vuelven fibrosas, de ahí que el veterinario descubra los soplos con la ausculación. La insuficiencia cardíaca incipiente, generalmente pasa desapercibida. Si el veterinario, por casualidad, en una de sus visitas periódicas diagnostica a nuestro perro un soplo cardíaco, debido muy probablemente a una insuficiencia mitral, deberemos tener cuidado con los esfuerzos y el ejercicio; también deberemos optar por una dieta controlada, sin sal, sin pasteles o grasas. Los signos de alarma que pueden conducirnos a realizar una nueva consulta serán, por ejemplo, la fatiga, el ahogo, una insistente tos nocturna. Estos signos nos avisarán de que el perro ha evolucionado hacia una insuficiencia cardíaca descompensada y, por lo tanto, deberemos tratarlo.

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