Rechazar el cebo


Rechazar el cebo

Un perro debe saber rechazar siempre la comida que no le ha sido ofrecida por su dueño. Esto puede salvarle la vida.

Por razones evidentes, el enseñar a rechazar los cebos es uno de los puntos esenciales de los perros de guardia, ya que, desgraciadamente, cada día es más utilizada la bola de carne envenenada por ladrones, intrusos o, incluso, vecinos deseosos de librarse de un animal que les resulta ruidoso o molesto.

Los secretos del éxito: Para conseguir obtener un buen resultado es necesario respetar escrupulosamente ciertas reglas, incluso antes de enseñar al perro a rechazar la comida ofrecida por un extraño:

Unicamente cuando su perro y !usted mismo! haya adquirido estas costumbres puede iniciarse el aprendizaje para que su perro rechace los cebos que le ofrezcan.

Inicio del aprendizaje: Debe iniciarse el aprendizaje hacia los diez o doce meses, cuando el animal ya está habituado a su horario de comidas y ha aprendido las reglas elementales de obediencia, por que lo que ya responde correctamente a las órdenes de sentado, quieto, tumbado y acude a las llamadas. Existen numerosos métodos de entrenamiento, pero todos tienen una regla común: no abandonar jamás al perro ante su fracaso. El objetivo es que el perro desconfíe ante cualquier golosina o alimento que encuentre casualmente o le sea ofrecido por alguien que no es su dueño.

Cómo actuar: Necesitará la ayuda de una persona desconocida de su perro. será la encargada de dar o lanzar alimentos que deben sorprender desagradablemente al animal: reclamos con pimienta, con mostaza fuerte o con guindilla; alimentos que rodeen una pelota que explotará entre sus dientes o que estén unidos al extremo de un elástico que le golpeará en el hocico al morderlo.
Para disuadir al perro de comer alimento abandonado en el suelo, existen varios métodos: colocar la comida sobre una ratonera, unir el cebo a latas ed conserva que caerán sobre el perro al tirar con los dientes, arrojarle grava. También existen collares eléctricos de baja tensión que se pueden manejar a distancia, pero han sido muy criticados por los efectos que pueden producir sobre el sistema nervioso del animal cuando no se utilizan con suma prudencia.
También se puede estimular la glotonería del perro mediante golosinas y sustituirlas a última hora por tabaco de mascar, frotándole el hocico y produciéndole una sensación desagradable.

Lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer: Muchos cinófilos piensan que no debe utilizarse la mano del amo para dañar el perro, ya que está hecha para acariciarle y no para corregirle. Actualmente, sin ambargo, se tiende a admitir que un perro no se sentirá desorientado si se le castiga con la mano siempre que se muestra desaprobación al mismo tiempo con la voz y con la actitud en general.
Por el contrario, nadie discute el efecto negativo de la violencia, sobre todo injustificada, y el riesgo que entraña de convertir al perro miedoso o agresivo. Puede acostumbrar a su perro a la orden "no tocar" cada vez que se acerque a un cebo. este ejercicio se debe repetir cuantas veces sea necesario hasta que el animal obedezca. También e conveniente repetirlo de vez en cuando para que el perro lo recuerde.
Es conveniente practicar el entrenamiento en diversos sitios, como la casa, el jardín, la calle o el coche y en diferentes situaciones y con cebos distintos.
No obstante, no hay perros infalibles, por lo que hay que tener en cuenta que si durante sus paseos un perro se encuentra habitualmente con el mismo tipo de comida puede acostumbrarse a ella y olvidar los efectos nocivos que el comerla le podrían producir. Por ello, es importante acostumbrar al perro a no ingerir nada que no le haya dado su amo. Por eso, tampoco es superficial el insistir que el perro no coma fuera de su sitio o de sus horas habituales, dándole siempre una ración suficiente aunque no excesiva para que no pase hambre el resto del día.

El rechazo del cebo, una prueba de concurso: El rechazo del cebo constituye en algunos países una prueba que se practica en los concursos. Para ello se sitúan diferentes cebos en los lugares que determina el juez, siendo siempre lo suficientemente grandes para resultar claramente visibles y apetitosos (carne cruda o guisada, huesos, pescado, queso, pasteles, azúcar, etc.). El perro debe efectuar su recorrido sin comer ni lamer ninguno de los cebos. A continuación, el perro debe permanecer tumbado y rechazar los cebos arrojados desde una distancia de 3 metros sin estar presente su propietario. Concluida la prueba el perro es llamado por su nombre y debe acudir al lado de su guía. Durante toda la prueba el perro no puede demostrar miedo o agresividad sin ser severamente penalizado.

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