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Columnistas de OvejeroAleman.com: Juan Messina

"Que significa ser el feliz propietario de un Ovejero Aleman"

¿Que puede significar para muchas personas, que como nosotros, los ovejeristas, vivimos junto a, comemos hablando de, e incluso dormimos soñando con ...nuestro pastor alemán ?.  

Quizás las personas que se auto consideran normales digan que nos falta un tornillo o algo no nos funciona bien en nuestro mecanizado cerebro a la hora de hablar o pensar en nuestro hobby preferido, en especial cuando lo hacemos con personas que sienten la misma necesidad de hablar de perros y al igual que nosotros lo hacen a toda hora y en cualquier lugar.  

Pero en realidad no es que nos falta algo, no nos falta nada, lo tenemos todo, incluido el incondicional apoyo que nos brindan nuestras familias en general, al compartir esta aventura maravillosa de caminar por la vida junto a nuestros queridos perros ovejeros, debo pensar sin temor a equivocarme que lo mismo les debe suceder a los fanáticos de otras razas.  

Porque el llevar adelante esta locura hermosa que es el amar y ser amado por nuestros perros, tiene implícito el sabor secreto y dulce de tener a alguien que nos espera siempre luego de un viaje o que nos saluda al vernos en las mañanas como si hubiesen pasado siglos desde la última vez que nos vimos, parecería comprender lo que nos pasa por el alma asintiendo con su actitud y su mirada, vaya Dios a saber porque, con un obligado e injusto silencio, compartiendo nuestras alegrías y nuestras tristezas de la misma forma que nos acompaña en las situaciones más cotidianas de nuestras vidas, simplemente estando echados a nuestros píes y sin pedir a cambio nada más que una caricia de nuestras manos o un mimo con nuestra voz.  

Analizando mi relación con ellos, que data desde mi más tierna infancia, nunca supe en realidad que era lo que me impulsaba a acercarme a cualquier perro que en la calle me echaba una de esas expresivas miradas, tampoco supe jamás por que me aceptaban sin mediar absolutamente nada y simplemente se dedicaban a caminar detrás mío e incluso se metían en mi casa, para desesperación de mi querida madre.

Debe existir alguna explicación, quizás los que llevamos muy adentro este tema de los perros, lo hayamos sido en alguna vida anterior, idea que nos empuja a estar más cerca y a comprender en cierta forma lo que son y que significan en la vida de las personas.  

Después de todos estos años de disfrutar de su compañía, pienso que hubiesen merecido tener, más allá de sus muchas virtudes, el don del habla, porque hallo más sabiduría en ellos que en muchos humanos que conozco y aunque tal vez no hablen como nosotros, quizás no sea necesario, pues de poder hacerlo, hubiesen perdido la intensa expresión que los caracteriza y el halo de misterio que envuelve su mirada.  

Que puedo decir de los intensos momentos de fuerte camaradería compartidos, durante el cotidiano trabajo de adiestrarlos o entrenarlos, que persona sería capaz de describir las sensaciones que se sienten al obtener cosas de estos seres, durante el constante dar y recibir que implica además el jugar en algún rato libre, cuando nuestra estresante existencia nos lo permite.  

El buen trato, más una enorme dosis de amor y cariño en la relación hombre - perro, permite percibir a ambos la clara armonía que surge de una relación así, favoreciendo el desarrollo de una gran predisposición de parte de ellos y el incremento de una mayor sensibilidad de parte nuestra, cualidad o virtud, que está al alcance de quien sepa descubrir las llaves de un recíproco e interminable sentimiento, que yo definiría como de felicidad o por lo menos un feedback que se le parece bastante.  

Buceando en la profundidad de sus inquisitivas miradas, cuando sus ojos se reflejan en los nuestros, tal vez tengamos la fortuna de detectar como hacen para gozar los más cortos instantes en nuestra compañía y a lo mejor nosotros actuando a la recíproca, aprendamos que este es el poderoso impulsor de esta pasión que nos domina y satisface y nos insta a quererla más aún.  

Este sentimiento que aparece en nuestro interior cada vez que nuestro perro se ríe con nosotros y nos mira como si fuésemos la octava maravilla del mundo, uno se pregunta y me pregunto porque viven tan poco, porque ese es el único daño que ellos, maravillosos seres, sin quererlo nos infligen al irse tan rápido... y también pienso como puede ser que haya gente que dice gustar de ellos y al mismo tiempo son tan crueles con estos increíbles seres que serían capaces de morir por sus amos a quienes se entregan totalmente.  

Sería bueno de vez en cuando, que nosotros, hombres actuales y civilizados, detuviéramos un poco la velocidad de nuestras vidas aprendiendo a mirar a nuestro alrededor, así descubriríamos infinidad de bendiciones similares a esa fidelidad incorruptible, que se ofrecen a nuestro alcance, como los árboles, los pájaros, el rocío de la mañana, los olores y colores del amanecer, nuestra salud y la de nuestros hijos, nuestro trabajo, etc .  

Lo mismo sucedería con estas increíbles sensaciones que se descubren simplemente retribuyendo lo que ellos, nuestros mejores amigos, nos entregan día a día: su amistad, que debiera ocupar sin dudas un lugar especial, ubicándose tranquilamente en la categoría de las cosas sencillas y necesarias que rodean la vida de muchas personas.  

Al acompañarlos cuando llega el momento de su maternidad, uno se da cuenta de lo torpe que puede ser el hombre moderno si no es capaz de captar, lo que está a punto de presenciar, una ceremonia calcada desde hace miles de años y que la Naturaleza se ha encargado de perpetuar en los genes de nuestra amiga, que acepta pacientemente nuestra presencia cuando el ritual tantas veces producido se vuelve a repetir y el milagro de la vida, una vez más nos regala unos manojitos chillones de carne y pelos que se convertirán con el tiempo en la continuación del incondicional ser que nos ama a pesar de nuestros enormes defectos.

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