Acerca del ovejero alemán : Normas higiénicas


Normas higiénicas

El baño Ojos y dientes Parásitos externos El ejercicio
El cepillo Las uñas Algunos consejos  

El baño: La cuestión del baño es motivo de controversias desde hace tiempo, sobre todo en lo que tiene que ver con su frecuencia. El baño debería ser considerado útil en todo sentido: para la higiene y para la salud. En los hechos, sin embargo, no debe utilizarse con demasiada frecuencia: de una a dos veces por mes, como máximo. Hay quien afirma que sólo se debe bañar a un perro cuando está tan sucio que no hay otro remedio. El gran Solaro decía: "No lavéis nunca a vuestro perro. Si es pequeño, se enfermará; si es adulto, sufrirá. El baño sustrae a la piel y al pelaje del perro las sustancias sebáceas indispensables para su bienestar. En cambio, dejadlo ir al agua, si lo desea: las sustancias sebáceas lo protegerán. Pero no lo bañéis nunca con jabón. Si queréis limpiarlo, espolvoreadlo con magnesia común, de la que se ponen los hombres en la cara después de afeitarse. llenad bien el manto de vuestro perro; si es negro que parezca blanco. Y luego cepilladlo con fuerza con un cepillo duro".
Pese a esto, es indudable que los perros y especialmente los que viven en un apartamento tienen a veces mal olor; por tanto, antes o después será necesario un baño. Deben tomarse, con todo, las precauciones del caso, para que no tome un enfriamiento; permitidle salir al aire libre sólo si estáis seguros de que ya está seco.
Como el pastor alemán adulto es un perro de tamaño bastante respetable, es preferible llevarlo a una de las tantas peluquerías caninas para que lo bañen allí. Convendrá elegir un lugar de confianza, tanto por su seriedad como por poseer instalaciones modernas, indispensables para el buen éxito del tratamiento higiénico. También el cachorro deberá habituarse gradualmente al baño y al peine, a medida que su desarrollo se consolida y perfecciona.
Quienen viven fuera de la ciudad y no pueden proceder así, tendrán que ocuparse personalmente del baño, sumergiendo al perro hasta la mitad de su altura en agua caliente (la temperatura no debe superar los 40º) y enjabonándolo bien con jabón o champú para perros, comenzando por la cabeza y prosiguiendo por el resto del cuerpo. hay que cuidar de que el jabón no entre en los ojos ni el agua en los oídos (es mejor colocar dos tapones de algodón en los oídos, que se retiran cuando el perro ya está seco). Hay que restregarlo bien, haciendo entrar los dedos en el pelo y secarlo con mucho cuidado, friccionándolo con insistencia (utilizad una toalla gruesa y áspera). Si es necesario, usad también el secador de mano. Durante el verano, el "hermano sol" se ocupará de la tarea, pero siempre después de un secado manual.

El cepillo: Los perros que viven en la ciudad, y en especial los que están en un departamento, deben ser cepillados todos los días. El que está en el campo, disfrutando de un ambiente sano, no necesita demasiada cepilladas. Durante la muda del pelo es mejor utilizar un cepillo duro, capaz de arrastrar los pelos que están a punto de caer. Hay que cepillar en el sentido del manto, a lo largo de la linea dorsal que va desde la cruz hasta la base de la cola; nunca a contrapelo. Además, el uso exagerado del peine puede provocar irritaciones en la epidermis.

Higiene de los ojos y los dientes: Los ojos dl perro deben limpiarse a menudo, con un pedazo de algodón hidrófilo embebido en una solución de ácido bórico al 3 por ciento. También hay que revisar los dientes con frecuencia, para evitar las caries. Los depósitos de sarro, que favorecen la gingivitis, y los residuos de alimentos que a menudo son causa del mal aliento deben quitarse acudiendo al veterinario quien, además, desinfectará las encías y desodorizará la cavidad bucal. La costumbre de suministrar al perro cáscaras de pan y galletas duras es muy útil para mantener los dientes limpios.

Las uñas: Las del perro pastor alemán no deben ser demasiado largas. Los perros que viven en el campo o que disponen de un jardin y tienen, por tanto, la posibilidad de hacer mucho ejercicio, mantienen las suyas del largo justo. Los que viven en la ciudad, en un apartamento, o en un ambiente pequeño, necesitan recortes regulares. Esa operación debe ser realizada por una persona experta -mejor si es veterinario- para evitar posibles hemorragias a causa de cortes excesivos.

Parásitos externos: Son, generalmente, las pulgas, los piojos y las garrapatas. La higiene externa, cuidadosa y sistemática, ayudada por los baños medicamentosos y antiparasitarios, representan el mejor método para que el perro se mantenga libre de los fastidiosos parásitos. Existen muchos productos antiparásitarios que son muy eficaces, sobre todo cuando no se puede o no se debe bañar al perro. Aplicando estos principios higiénicos tendremos la certeza ed que el perro no contagiará enfermedades parasitarias de la piel que, indirectamente, podrían tener consecuencias perjudiciales para la salud de nuestros hijos.

Algunos concejos: Los niños deben aprender a amar a su amigo fiel, el perro, pero sin exagerar las expresiones de afecto, como el beso en el hocico o las caricias en las regiones anales o sexuales. No hay nada más deseable que vivir en un ambiente limpio; para ello hay que respetar los preceptos de la higiene tanto en lo que concierne a la familia como en lo que respecta al perro; la preocupación por la higiene doméstica debe presidir todas las actividades prácticas. Después de lavar al perro es necesario lavarse y desinfectarse las manos. La limpieza de los suelos y la perrera -especialmente si el perro vive dentro de la casa- debe ser realizada sistemáticamente con desinfectantes en base a clorofila desodorante.

El ejercicio: El ejercicio es esencial para el pastor alemán; lo necesita para mantenerse sano y para conservar la funcionalidad muscular y articular de su cuerpo.
Si el pastor alemán vive en el campo, puede recorrer durante una jornada de movimiento intenso, una distancia dos o tres veces mayor que la recorrida por el hombre. El perro se desplaza veloz y frecuentemente por el terreno de que dispone; esa característica deriva de sus funciones atávicas de guardián, custodio y conductor de los rebaños. Si vive en la ciudad, el ejercicio físico cotidiano debe subdividirse en tres paseos, por lo menos: por la mañana, por la tarse y por la noche. Los paseos suplementarios serán bienvenidos, cuando el tiempo lo permita.
La dieta del pastor alemán, observa el Dr. Bruno, debe estar en proporción con el trabajo que hace. Debe permitir que cuando el perro descanse su salud no se resienta, aunque de cuando en cuando no pueda hacer su paseo habitual. Es mejor respetar el horario de los paseos, porque las necesidades fisiológicas del perro se consolidan y se satisfacen a través del paseo rítmico y el recreo metódico.

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